Méliès asistió invitado por los Lumière a la primera representación del Cinematógrafo,
decidió comprarles una máquina inmediatamente, pero ellos se negaron a
vendérsela. Empeñado en hacerse con el invento, optó por construir su
propia máquina cinematográfica. El 5 de abril de 1896
proyectó las primeras películas en su teatro Robert Houdin; eran
pequeñas escenas al aire libre, documentales similares a las de los
hermanos Lumière. Su estilo evolucionó rápidamente buscando crear películas parecidas a sus espectáculos de ilusionismo.
En 1902 creó la que está considerada su obra capital, Viaje a la luna. En ella la evolución de la continuidad narrativa cinematográfica
da un paso de gigante, al montar la secuencia del disparo del cañón que
lleva a los astrónomos a la Luna y, a continuación poner en escena un
decorado con la cara animada de esta, que va creciendo en travelling inverso y sobre la que acaba aterrizando la nave/bala de cañón clavándose en ella.
En 1925 se reencuentra con una de sus principales actrices, Jeanne d'Alcy. Ella regenta un quiosco de juguetes y golosinas en la estación de Montparnasse. Méliès se casó con ella ocupándose juntos de la tienda. Allí será reconocido más tarde por Léon Druhot, director de Ciné-Journal, que lo rescatará del olvido.
Méliès intentó distribuir comercialmente Viaje a la Luna en Estados Unidos, pero técnicos que trabajaban para Thomas Alva Edison
lograron hacer copias de la película y las distribuyeron por toda
Norteamérica, y a pesar de que fue un éxito, Méliès nunca recibió dinero
por su explotación.
Poco antes de la muerte de Méliès, en 1938, Henri Langlois, creador de la Cinemateca francesa
recuperó y restauró parte de sus películas. Georges Méliès fue el gran
creador del cine de espectáculo y fantasía, dando el paso hacia la
creación de un lenguaje de ficción para el cine del que carecía el
cinematógrafo tomavistas de los Lumière.